La importancia de la bioconstrucción en el diseño de viviendas para personas con discapacidades
“Hogar dulce hogar”. El concepto de hogar, como lugar sagrado y seguro, trasciende tiempo, cultura y religión.
“There’s just no place like it”, dicen los anglosajones. Un paquete de emociones, desde la alegría hasta la pena y el dolor; la intimidad y el encuentro, se dan allí. Fenómenos familiares como sonidos, olores, colores y formas despiertan una disposición emocional que carga de significados a estas sensaciones nacidas de la experiencia del sitio familiar. Sobre todo esto escribió María Rosa Oliver en Mi casa un mundo: “Casa y familia” son elementos básicos de la identidad individual y social.
Sin embargo, especialistas e investigadores en bioconstrucción, medio ambiente y salud están comenzando a dudar si las viviendas modernas son realmente “un lugar seguro” frente a un mundo exterior cada vez más hostil.
Un problema invisible pero crítico
La contaminación ambiental interior —componentes volátiles orgánicos (VOCs), pinturas con plomo, asbestos, gas radón, monóxido de carbono, campos electromagnéticos, humo de cigarrillos, pesticidas y agentes biológicos— causa innumerables fallecimientos y padecimientos cada año. (En muchos países no existen estadísticas claras; en realidad, nadie sabe con certeza por qué se muere).
La buena noticia: tenemos la posibilidad de controlar la exposición a sustancias tóxicas en nuestros hogares. De hecho, la mayoría de las personas tienen más recursos para limitar esta exposición en sus viviendas que en el trabajo, el tránsito o al aire libre. La clave está en reconocer los problemas, buscar asesoramiento adecuado y mantener condiciones seguras y sanas en cada ambiente.
La bioconstrucción como solución
La bioconstrucción basa sus principios en la práctica de una construcción sana, orientada a crear un hábitat que respete a sus moradores, proteja su salud y mejore su calidad de vida. Además, promueve el desarrollo sustentable.
En el diseño y construcción de viviendas para personas con discapacidades, este enfoque es especialmente valioso porque:
- Considera aspectos funcionales, ergonómicos y decorativos.
- Utiliza materiales y sistemas constructivos saludables.
- Da prioridad al control de la calidad del aire interior.
Es fundamental evitar pensar en “ellos” y “nosotros” cuando hablamos de personas con discapacidades. En realidad, todos somos potencialmente discapacitados. La propuesta es concebir construcciones que incorporen un diseño universal sin barreras, seguro y conveniente para todos.
Una cocina sin barreras: el corazón del hogar
La cocina es un ambiente crucial en cualquier hogar, y su diseño debe garantizar seguridad, eficiencia, confort y encanto. En el caso de personas con sillas de ruedas, el plan debe:
- Eliminar desperdicios de energía.
- Seguir una secuencia lógica de trabajo.
- Proveer áreas adecuadas para preparar, cocinar, servir y guardar alimentos.
El diseño también debe considerar los principios de bioconstrucción, eligiendo materiales y sistemas que mantengan una calidad óptima de aire interior. Además, los requerimientos deben ser personalizados, dependiendo de la discapacidad y las necesidades específicas del usuario.
Por ejemplo:
- Cocinas en forma de “L” o “U”, que ofrecen mayor flexibilidad y reducen la necesidad de giros constantes.
- Mesadas continuas con espacios suficientes debajo para permitir el libre movimiento de una silla de ruedas.
- Alturas uniformes en mesadas y piletas, adaptadas a las necesidades del usuario.
Prevención de contaminantes y diseño saludable
La cocina también puede ser una fuente de contaminación interior:
- Los artefactos a gas emiten monóxido de carbono y dióxido de nitrógeno.
- Los muebles de aglomerado y las maderas laminadas pueden liberar formaldehído.
- Productos de limpieza contienen solventes y compuestos volátiles que afectan la salud.
- La mala ventilación favorece la proliferación de moho, hongos y bacterias.
Es imprescindible trabajar con profesionales que comprendan cómo mantener un ambiente saludable, instalando sistemas de ventilación adecuados y seleccionando materiales libres de compuestos tóxicos.
Un enfoque personalizado y progresivo
El diseño de viviendas para personas con discapacidades debe ser siempre personalizado. En algunos casos, la discapacidad puede ser reciente, lo que requiere acompañamiento y sugerencias técnicas. En otros, el usuario podría tener una idea clara de sus necesidades y lo que funciona mejor para ellos.
Cuando se trata de discapacidades progresivas, es vital planificar pensando en ajustes futuros, garantizando flexibilidad en el diseño y la construcción.
Conclusión
La bioconstrucción ofrece un marco valioso para el diseño y construcción de viviendas inclusivas, promoviendo ambientes sanos, funcionales y adaptables. Al incorporar principios de diseño universal sin barreras, se asegura que estas viviendas sean no solo espacios habitables, sino verdaderos hogares para todos.